La vida consagrada es una perla preciosa

Quiero contar algo acerca de un hombre que decidió seguir a Cristo: ¡Armando!

El Señor lo llamó y Armando le respondió con su “sí”, lo cual implicaba no mirar lo que dejaba, sino fijar su mirada en Jesús. Dio comienzo a su camino de seguimiento de Jesús en la comunidad. Cada día el Señor le ponía nuevos retos y Armando respondía siempre con ganas y a veces sin ganas: “Aquí estoy Señor, quiero hacer lo que Tú me pidas”.

Puedo testimoniar que, por su disponibilidad, el Señor ha hecho muchas cosas maravillosas en él. El Señor ha sido aquel que no solamente tocó su corazón sino que, además, lo pudo transformar en un corazón nuevo con sentimientos renovados. El Señor preparó un lugar nuevo para la vida de Armando, lo plantó en un ambiente comunitario y lo llenó de su luz para servir y amar a todos aquellos que el Señor ponía en su camino.

         Si tú quieres seguir a Jesús… ¡prepárate! Muchas cosas pueden cambiar en tu vida…

Armando lo hizo y no se arrepintió, porque el Señor ensanchó su corazón, le dio un traje de fiesta y lo rodeó de muchos amigos.

¡Enhorabuena, Armando, por tus votos perpetuos en la Koinonía Juan Bautista!

                                                                                                                                                 Vladimir