Koinonía en misión
¡Es muy duro ver a las personas hambrientas que esperan
con ansia nuestra llegada!





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¡Hola! Un saludo para Navidad desde la misión Lourdes.
La Navidad en nuestra misión es totalmente diferente de la Navidad que estamos acostumbrados a vivir. Lo que nos choca aquí es que la Navidad se celebra en pleno verano. El verde fresco predomina entre los demás colores, las plantas, flores y árboles están floreciendo, hace muchísimo calor. Entonces, si uno viene de Europa, por ejemplo, ¡tiene que convencerse a sí mismo de que hay que celebrar la Navidad! Para ayudarnos a crear el clima de Navidad, ponemos las canciones navideñas y decoramos la casa de la Comunidad y la iglesia con los árboles o ramas de pino y otros adornos.
La gente en las aldeas no suele adornar a las casas. Lo que hacen antes de Navidad es pintar las casas por afuera de color verde o rosa o morado, a veces de color crema. Esa es casi la única señal de que la fiesta está llegando. Otra cosa que caracteriza nuestra misión es que por Navidad vienen los padres de los niños que suelen trabajar y vivir el las ciudades grandes como Johannesburgo, Pretoria o Durban.
Durante el resto del año, la mayor parte de los niños viven sólo con las madres o abuelas. Los padres vienen una vez al año porque las distancias son grandes y el transporte público cuesta mucho.
Durante el tiempo en que se reúne toda la familia, los familiares organizan las actividades conectadas con la tradición zulú.
El 25 de diciembre normalmente se organiza la Primera Comunión para los niños. Éste día se transforma en una gran fiesta porque los niños se ponen la ropa nueva que habitualmente no tienen.
La comida de Navidad es un poco mejor que la comida de otros días del año. De todos modos, no tienen dulces navideños o algo típico de Navidad. No suelen recibir regalos.
Durante unos años, antes de Covid, hemos podido organizar una gran fiesta de Navidad que se llama Jabuland que significa «tierra de alegría» en zulú. Recibimos donaciones específicamente para esta fiesta, para que los niños de nuestra misión, una vez al año, experimenten lo que otros niños de familias privilegiadas pueden vivir todas las Navidades y la mayor parte de los días del año. En este día todos los niños reciben un paquete con la comida y los dulces. Hay hinchables, juegos y algo muy especial: ¡un regalo para cada niño y niña! ¡Durante la distribución de los regalos los niños se ponen locos! ¡¡¡Es algo increíble de ver: 2000 niños pequeños y cada uno con su regalo!!!
La alegría no se acaba enseguida y los niños se lo pasan tan bien que no quieren irse de la misión.
Este año (al igual que el anterior) la Navidad será un poco triste porque con el Covid no nos podemos permitir organizar la fiesta de Jabuland. Pero lo que seguro que llegará es el Regalo más grande del mundo : ¡¡¡El Señor Jesús!!!
La mayoría de la población rural vive día a día, no tienen ahorros y lo poco que ganaban antes haciendo trabajos simples, no pueden hacerlo, a causa del COVID-19 se quedaron sin nada. Gracias a Dios hay personas de buena voluntad que sienten en sus corazones el deseo y la necesidad de compartir con los que no tienen nada o muy poco. Gracias a ellos podemos continuar.
Ahora, en este tiempo con el COVID-19 todo ha cambiado. Las escuelas están cerradas, los niños están en sus casas, no tienen las clases «on-line» porque no tienen computadora, ni siquiera tienen Internet bueno. Como misión y sobre
todo como proyecto nos hemos dado cuenta de que hay familias sin comida.
¡Es muy duro ver a las personas hambrientas que esperan con ansia nuestra llegada! Por otro lado, hay alegría viendo cómo sus rostros cambian cuando reciben los alimentos y dicen «siyabonga» – «gracias».
Nos damos cuenta de que nopodemos llegar a todos y que siempre habrá alguien que no recibirá. Por eso tratamos de llegar a las personas más lejanas y hacer todo lo posible para que no se sientan abandonados y retomen la esperanza en el Señor Jesús.