Escucha, Señor, mi clamor, ten piedad de mí, atiéndeme. Me dice el corazón: «Busca su rostro». Sí, tu rostro, Señor, es lo que busco.
Sal 27 (26),7-8
CUÁNTAS MARAVILLAS HAS HECHO, SEÑOR, DIOS MÍO, CUÁNTOS PLANES EN FAVOR NUESTRO; NADIE SE TE PUEDE COMPARAR. Intento proclamarlas, decirlas, pero superan todo número.
Sal 40 (39),6
«En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».
Ez 47,12
PUES SÉ MUY BIEN LO QUE PIENSO HACER CON VOSOTROS: DESIGNIOS DE PAZ Y NO DE AFLICCIÓN, DAROS UN PORVENIR Y UNA ESPERANZA.
Jer 29, 11